¿Y el Coach del Coach?
Un buen Coach debería ser capaz de trabajar con sí mismo para mejorar sus habilidades.
Un Coach facilita el desarrollo de habilidades en sus clientes, pero ¿quién Coachea al Coach? Los Coaches, como cualquier otro profesionista, no acaban de formarse una vez que terminaron sus “estudios formales”, pero suele ser frecuente que al bajar el ritmo del estudio e incrementar el del trabajo, se va perdiendo de vista el cuidado en el desarrollo, ya que en general gran parte del tiempo se trabaja enfocado en los otros. Y de esta manera se genera fácilmente el “en casa del herrero…”.
El Coaching está basado en la relación, en la conversación y, si, en la subjetividad. En la medida en la que el Coach posea mayor capacidad de auto observación y auto control, podrá incrementar la facilidad de trazar una línea entre su vida (experiencias, creencias, pensamientos, emociones, etc.) y la de su cliente, lo cual contribuirá a mejorar el trabajo de ambos.
Existen muchas opciones para atender este desarrollo del Coach, pero en esta ocasión abordaré mi reflexión de una sola: el auto Coaching, el cual puede ser un enfoque para incrementar la conciencia de sí mismo y el trabajo con uno mismo, lo que permite realizar cambios de comportamiento sostenibles que resulten en la liberación del potencial y contribuyan a mejorar la efectividad en sus sesiones con los clientes.
El ritmo de vida que llevamos en este tipo de ciudades nos hace fácilmente justificar la falta de tiempo que tenemos para nosotros, en especial para buenos momentos de reflexión y aprendizaje. Pero esto no es un pretexto válido.
Los Coaches, como agentes de cambio, no pueden permitirse dejar de observarse, monitorearse y desarrollarse para realizar las modificaciones pertinentes al servicio del cliente, así como del objetivo del proceso y de cada sesión.
¿Qué tan útil podrá ser cultivar un Coach interno que permita que algunas de esas conversaciones que de todas maneras tenemos con nosotros mismos tengan un propósito más cercano al Coaching?
Me parece que este Coach interno puede ser desarrollado a través de la conciencia y la reflexión constante, con una agenda amplia, para la cual se sugieren los siguientes puntos:
-
Incrementar el autoconocimiento a través del registro de los cambios propios (¿Qué dijo el cliente que me hizo sentir muy interesado / molesto?)
-
Tener conscientes los temas que podrían ser más espinosos. No lo neguemos, todos tenemos prejuicios.
-
Aceptar límites y potencialidades, tal vez estableciendo qué tipo de temas/personas son con las que no se puede trabajar y con cuáles sería factible tener buenos resultados.
-
Auto regulación emocional. Parte fundamental de la inteligencia emocional, que incluye la conciencia de lo que se siente y la capacidad para recuperarse o cambiar de estado.
-
Plantearse (y responder) preguntas desafiantes, por ejemplo “¿selecciono de entre los temas que plantea mi Cochee los que me son más fáciles de abordar?”
-
Y cualquier otro tema que sea importante tras la reflexión.
Se puede realizar un proceso típico y sencillo de aprendizaje, a saber:
En una sesión de Coaching se tienen tres niveles de comunicación: el Coachee con sí mismo, el Coach con el Coachee y el Coach con sí mismo. Desde esta perspectiva, el auto Coaching puede beneficiarse de la conciencia y gerencia del diálogo interior (aprovechar un proceso que sucede naturalmente).
El Coach debe procurar que lo que se genere ahí sea útil para sus intervenciones con el Coachee y, también, que no lo distraiga mucho, ya que perdería contacto y por lo tanto rapport.
Considero que con este proceso se pueden eliminar, modificar o incorporar comportamientos y habilidades más eficaces, ser más asertivos y finalmente tener un desarrollo personal y profesional continuo. En otras palabras lo que se busca es incrementar la responsabilidad, ser mejores líderes de nosotros mismos.
Para terminar, comparto las dimensiones de desarrollo de acuerdo a Joseph O’Connor y Andrea Lages (2005):
- La habilidad: es capaz de actuar, de cambiar las cosas. Crece con lo que sabe hacer.
- Aprende más, tiene más conocimientos. Se expande con lo que conoce.
- Crece al proporcionar a sus clientes un modelo de quién puede ser. Se convierte cada vez más en la persona que quiere ser, se siente cómodo consigo mismo, tiene sus sueños, sus objetivos y sus valores y trabaja con ellos. Su Coaching forma parte de la vivencia de sus valores.
No es que tengamos que ser especialistas en todo para poder ser buenos Coaches, pero si es necesario buscar ser buenos conocedores de nosotros.
¡¡Procura ser la mejor versión de Coach que puedas ser!!
Autor: Jimena Dada